En primavera nació el Movimiento Nacional de  Ciegos por la Inclusión, fue cuando alzamos el valor de los derechos, la lealtad y solidaridad, donde se forja el destino de nuestra organización. En esa ocasión acordamos no juzgar el hábito de los hombres, pero coincidimos estar alejados del lucro y de los afanes políticos partidistas, porque nuestro objetivo y ocupación habita en el centro de la discapacidad visual.

Anunciamos al mundo que la inclusión social es piedra angular de nuestro movimiento, debiendo entenderlo como aquellos fogoneros incansables que alimentarán el sagrado fuego de la inclusión y la participación porque haremos respetar los derechos humanos de los ciudadanos con discapacidad visual en nuestro país.

El presente nos motiva a incidir en reformas legislativas y políticas públicas, que eliminen obstáculos para el desarrollo inclusivo en áreas tales como educativas, laborales, culturales y sociales, elementos que forman parte de nuestros más caros anhelos.

Los hombres y mujeres del Movimiento Nacional de Ciegos por la Inclusión, poseen la sensibilidad y autoridad moral para opinar e intervenir en todo asunto que guarde relación con normas de inclusión y políticas sociales de nuestro Estado, subrayando su interés en instrumentos jurídicos como leyes nacionales, Constitución y Tratados Internacionales, que consagran los derechos en un ámbito de igualdad para todo ciudadano, un asunto que nos ocupa para su cabal y legítimo cometido.

Hay momentos en que la vida nos invita a descifrar la utopía de los sueños, imaginemos entonces todas las formas que existen para colaborar, postulamos que ingresar al mundo de la discapacidad visual justifica la esencia del ser, porque sabemos que el valor de un hombre se mide por la fuerza con que este abraza sus ideales, he aquí la fórmula de nuestro movimiento para alzar el vuelo en la búsqueda y defensa de nuestros derechos.

El Movimiento Nacional de Ciegos por la Inclusión, jamás solicitará imposibles como la cascada de lejanas galaxias, sus conquistas han de poseer las virtudes del esfuerzo y la inteligencia, siempre fijaremos el rumbo bajo el cielo de un mundo posible, porque nuestros sueños se inclinan al interior de un universo de deberes, derechos y oportunidades igualitarias, como cada hijo nacido en esta nación y que nos pertenece a todos.